Apuntes biográficos/históricosDon Florestán Aguilar y Rodríguez, Vizconde de Casa Aguilar, nació en La Habana en 1872. Hizo sus estudios médicos en España y obtuvo los títulos de Licenciado y Doctor en Medicina y Cirugía en la Facultad de Madrid. Los de Odontología los cursó en Filadelfia, obteniendo el grado de Doctor en Cirugía dental y de Odontólogo y cirujano dentista.
Terminados sus estudios se estableció en Madrid, como ayudante del odontólogo norteamericano Dr. Haylans, que prestaba sus servicios en la Casa Real. Al estallar la guerra europea del 14 al 18, se ausentó de España y le sustituyó Aguilar en el cuidado de las personas reales. Por su competencia y características personales fue muy apreciado por la Reina Madre y por su séquito y nobleza.
Valiéndose del gran ascendente que pronto logró, consiguió en 1900 que se creara una Escuela de Odontología en la Facultad de Medicina de Madrid y fue designado Profesor interino, hasta que cuatro años después la ocupó en propiedad.
Pronto instituyó un premio, sostenido por él, para otorgar el título de Odontólogo al alumno más brillante en cada Curso, al terminar la carrera.
En 1915 visitó los más importantes hospitales de sangre para estudiar los heridos máxilofaciales en Francia e Inglaterra, y visitó diferentes capitales para conseguir ayuda económica y, a tal fin, creó Comités de Socorro. También participó en la organización y práctica de la Cirugía en 1921 en la guerra de Marruecos.
Pero la obra trascendente de este entusiasta, laborioso y ejemplar especialista fue su colaboración insustituible a la iniciativa del Rey Alfonso XIII para la construcción de la Ciudad Universitaria en la Moncloa. Realmente, Aguilar fue el alma de este grandioso proyecto, figurando como Secretario general de la Junta nacional, que presidió el propio Monarca. Para ello visitó instituciones similares en Europa y en Norteamérica por cuenta propia, logrando ayudas y aportaciones cuantiosas y apoyos internacionales, que contribuyeron a hacer feliz realidad el magno proyecto. No sólo por esta gran obra que a él se debió primordialmente, sino por su vasta cultura y dominio de la especialidad; por su lealtad y excelentes dotes de carácter y total entrega a sus enfermos, fue una de las figuras más sobresalientes de la Medicina española en su tiempo.
No solamente atendió a la Casa Real española como Odontólogo, sino que también cuidó a la familia real de Austria y de Baviera y a la más rancia y representativa nobleza y aristocracia del país.
Presidente de la Federación Dental Internacional, Tesorero de la Facultad de Medicina de Madrid, Director durante muchos años de la Escuela de Odontología, Miembro de la Junta del Patronato del Hospital Clínico, Secretario del Instituto del Cáncer, etcétera.
Publicó un sinfín de folletos y artículos en las principales revistas médicas españolas, francesas, inglesas, alemanas y americanas. Era un políglota y traductor concienzudo.
Académico numerario de la Real de Medicina. Ocupó la vacante producida al fallecer el Dr. Juan Cisneros y Sevillano. Ingresó en solemnísima sesión el 7 de junio de 1933, y fue recibido, en nombre de la Academia, por el numerario Dr. Slocker y La Rosa. Adscrito a la Sección de Cirugía y Especialidades Quirúrgicas, prestó a la Academia una muy estimable colaboración y ayuda.
Su muerte, acaecida en Madrid el 28 de noviembre de 1934, repercutió dolorosamente en la Academia, en los medios profesionales y en España entera, donde el Dr. Aguilar había adquirido un prestigio muy sólido por sus obras y grato trato.
Fuente: 202 Biografías Académicas, Valentín Matilla Gómez, Real Academia Nacional de Medicina, Madrid, 1987.